Columna de Víctor Salas: Los resultados económicos siguen contrapuestos



Estamos en la etapa de resultados contrapuestos en nuestra economía, justamente porque aún estamos en una situación de desequilibrios macroeconómicos. Por eso, es mejor no saltar ante cualquier nuevo dato positivo, ni deprimirse frente a datos negativos.

El INE, en datos recientes, nos informa que la producción del sector industrial manufacturero creció fuertemente en febrero 2024, a una tasa de 8,8% anualizada, atribuible principalmente a la mayor producción en la industria del papel. También, crecieron todos los tipos de actividad minera y el sector minero en 7,7%, promedio anual. Incluso se observa que comercio también crece, pero poco, 1,9% afectado por el bajo aumento (0,9%) de las ventas de supermercados. Pero, en marzo 2024 el índice de producción industrial solo llega a 0,7% debido a que el índice de producción manufacturera cae en -2,1% lo mismo que el índice EGAS (-0,8%) mientras el índice minero rescata el resultado subiendo en 4,7% respecto de marzo del año anterior.

Los resultados del Imacec, a febrero 2024 indican que la actividad productiva creció en 4,5% anualizado coincidiendo con lo informado por el INE. La coyuntura económica en los primeros dos meses de 2024 deja ver que la economía logró avanzar en la resolución de los desajustes de la demanda interna presentados en los periodos de alza desproporcionada que se registraron en la última parte de 2020 y todo el 2021 (+5,5% promedio trimestral), pasando desde un crecimiento promedio trimestral de +3.98% en 2022 (con tasas declinantes desde 7,65% del 1er Trim. a -1.56% en el 4º Trim.) a una tasa negativa en 2023 (-0,55%), llegando a un promedio de 3,5% entre enero y febrero de 2024. Todos los sectores han mostrado signos positivos este año, pero el mayor aumento que han tenido se explica también por factores coyunturales que solo dan para esperar un pequeño aumento del PIB para fin de año, tal es así que el Banco Central sube su proyección en 0,75% dejándola en un rango de 2 a 3%, mientras que proyecciones internacionales la instalan en 2% (FMI, Banco Mundial, OCDE). Más aún los datos del IMACEC de marzo 2024 corroboran que todavía no estamos en proceso expansivo de la producción, al crecer solo en 0,8% interanual.

Entonces, tenemos una parte de la señal, que es positiva, crecemos, aunque sea poco y, todos felices.

Pero, lo contradictorio es que el INE también nos informa recientemente, que la tasa de desempleo sube de 8,4% en el trimestre móvil noviembre 2023/enero 2024 a 8,5% en el trimestre móvil diciembre 2023/febrero 2024, aunque estemos en pleno período de estacionalidad positiva para el empleo (donde normalmente aumenta la contratación y no disminuye). Más aún, en el IMC marzo 2024 del Conversatorio de Política Económica del Departamento de Economía de la USACH, estimamos que aún falta la creación de 268 mil puestos de trabajos para llegar a los mismos niveles de ocupación de 2019. Los datos del trimestre móvil enero a marzo 2024 corroboran la debilidad del mercado laboral al reiterar que tenemos una tasa de desempleo alta, que además es mayor a la que de los dos meses anteriores (8,7%) y reconocer una tasa, al alza, de ocupación informal de 28,1%.

Esta aparente paradoja económica, en la que se registra un crecimiento significativo en sectores como el industrial, minero y en menor medida el comercial, que contrasta marcadamente con la tendencia de la tasa de desempleo a mantenerse en altos niveles y con la inflación que se reduce muy lentamente. Tal divergencia destaca la complejidad inherente a la recuperación postpandemia y los desafíos macroeconómicos persistentes que enfrenta Chile. Aunque la estacionalidad tradicionalmente sugiere un fortalecimiento del empleo, la actual tendencia alza en la tasa de desempleo refleja la necesidad de interpretar con cautela las señales positivas del mercado. Este escenario nos lleva a cuestionar cómo se están distribuyendo los frutos del crecimiento económico y en qué medida están contribuyendo a una recuperación laboral.

Por su lado, la inflación no está del todo controlada, como lo ha reconocido el Banco Central en su IPoM de marzo 2024, donde señala que a fin de año tendremos una inflación anualizada de 3,9%, lejos de la proyección del IPoM anterior (un punto porcentual más bajo: 2,9%). El escenario macroeconómico ha cambiado, mostrando una ralentización en la convergencia de la inflación hacia la meta del 3%. Esta nueva situación hace que el Banco Central de Chile, frene algo el ritmo de su proceso de recorte de la tasa de política monetaria, pasando de una disminución de 1% en enero 2024 a 0,75% en este mes de abril, ubicando la TPM en 6,5%, en línea con las expectativas de los expertos y analistas, que sigue presentando alta incertidumbre en el corto plazo, principalmente por factores externos.

En vista de estos resultados contrapuestos, se torna esencial mantener el control de los precios (con una política monetaria cautelosa, por los factores externos) y a la vez conseguir una reactivación de la actividad productiva que genere más puestos de trabajo y reduzca la tasa de desempleo (con impulsos fiscales que desaten iniciativas privadas y con acuerdos políticos que impulsen la inversión).

Por Víctor Salas, Departamento de Economía, Usach

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